viernes, 24 de junio de 2016

Reflexión 13. Británicos, hasta siempre.


Según parece los británicos han votado a favor de salir de la Unión Económica la decisión ha levantado un sin fin de temores.
Los días anteriores a la votación cuando las encuestas daban una mínima ventaja a favor de los que querían seguir en la Unión las bolsas subieron “casualmente”. Hoy que parece que la decisión de los británicos ha sido salir de la Unión también “casualmente” las bolsas bajan.

El pánico económico se ha instalado en los gobiernos europeos indistintamente a su ideología política.

Y ahora qué?. Sólo hay dos opciones: seguir como hasta ahora en una Unión que nada tiene que ver con la ciudadanía, o cambiar radicalmente el rumbo hacia una Unión política en la que las instituciones se pongan al servicio de las personas.

Ahora se abre la oportunidad de decidirse por la segunda opción, es decir, apostando por un gobierno y parlamento votados directamente por la ciudadanía europea con competencias en el conjunto de la Unión, para conseguir ser verdaderamente un país europeo pensado para la ciudadanía; de no ser esta la opción, me temo que al final las fuerzas económicas sigan dando privilegios a los británicos y el resto tengamos que conducir por la izquierda.



 



martes, 7 de junio de 2016

Reflexión 12. Cristina y Alejandro, la diferencia de un país que no existe.


Cristina y Alejandro, cierto, no lo son. No son un dúo musical. Alejandro es un joven que ha ingresado en la cárcel por utilizar de manera fraudulenta una tarjeta de crédito. La acción que no llego a los 80 euros le supondrá al joven una prisión de 6 años.

Las cárceles son para la gente pobre
 Cristina no están joven, incluso, es madre de familia y se encuentra inmersa en un juicio por hacer cosillas que ella no recuerda.  Esas cosillas suponen no saber la procedencia de varios cientos de miles de euros.

Alejandro espera que el gobierno del país ficticio le indulte. A Cristina el gobierno del mismo país ficticio le brinda de manera discreta todo su apoyo para que el conjunto de la sociedad del país ficticio considerara que Cristina no sabía nada de esas cosillas y muchos menos que su nivel de vida fuese descaradamente ostentoso.


En fin es lo que tienen los cuentos que la realeza siempre es inocente y los súbditos unos malvados que quieren vivir como ellos del cuento.